Desde el punto de vista médico y científico, se ha demostrado que dormir es fundamental para mantener una buena salud. Durante el sueño el cuerpo realiza diversas funciones importantes, como la reparación de tejidos, la regulación de hormonas y la consolidación de la memoria.
Además, una buena calidad y cantidad de sueño se encuentra relacionada con la prevención de enfermedades, el mantenimiento del peso corporal y el fortalecimiento del sistema inmunológico para niños y adultos, entre otros beneficios.
¿Qué pasa si mi hija o hijo duerme bien?
Mejora la concentración y la memoria: El sueño mejora la capacidad de concentración, habilidades cognitivas y memoria. Cuando se duerme, el cerebro procesa todo lo aprendido durante el día, por lo que dormir lo suficiente es fundamental para un buen rendimiento cognitivo.
Favorece el sistema inmunológico: Una buena noche de sueño ayuda a que el sistema inmunológico funcione adecuadamente y aumenta el número de células inmunitarias, lo que es esencial para combatir enfermedades e infecciones.
Ayuda a controlar el peso: El sueño también tiene una relación con el peso corporal, ya que una falta de sueño puede desequilibrar las hormonas que regulan el apetito, causando un aumento de peso.
Reduce el estrés: Dormir bien reduce el estrés, disminuye los niveles de ansiedad y mejora el estado de ánimo. Además, ayuda a regular la temperatura corporal y a mantener el equilibrio hormonal en el cuerpo.
¿Qué pasa si mi hija o hijo no duerme lo necesario?
La falta de sueño en los niños puede tener varias consecuencias, algunas de las cuales son:
- Alteraciones del estado de ánimo y capacidades motoras y cerebrales: La falta de sueño continuada puede alterar el estado de ánimo y las capacidades motoras y cerebrales de los niños.
- Problemas de conducta y fracaso escolar: Los trastornos del sueño infantil pueden dar lugar a problemas de conducta y fracaso escolar. La falta de sueño afectará a su actividad cerebral, alterando la memoria, el lenguaje y los procesos de solución de problemas.
- Irritabilidad, impulsividad, inquietud, desánimo y decaimiento: Los niños en edad escolar, que pierden más de 3 o 4 horas de sueño al día de manera continuada, pueden presentar irritabilidad, impulsividad, inquietud, desánimo y decaimiento.
- Cansancio y agotamiento: La falta de sueño puede llevar a un estado constante de cansancio y agotamiento.
- Baja tolerancia a la frustración: Los niños pueden tener una baja tolerancia a la frustración debido a la falta de sueño.
- Déficit de memoria: La falta de sueño puede llevar a un déficit en la memoria.
- Falta de autocontrol y atención: Los niños pueden tener dificultades con el autocontrol y la atención debido a la falta de sueño.
- Bajo rendimiento motor: La falta de sueño puede afectar el rendimiento motor.
- Desmotivación y falta de ánimo: Los niños pueden sentirse desmotivados y con falta de ánimo debido a la falta de sueño.
- Apatía y oposición: Los niños pueden mostrar apatía y oposición debido a la falta de sueño.
- Falta de concentración: Los niños pueden tener dificultades para concentrarse debido a la falta de sueño.
- Cefaleas: Los niños pueden experimentar dolores de cabeza debido a la falta de sueño.
- Accidentes, en menor y mayor medida: La falta de sueño puede aumentar el riesgo de accidentes.
- Disminución de los reflejos: La falta de sueño puede llevar a una disminución en los reflejos.
- Propensión a las infecciones: Los niños pueden ser más propensos a las infecciones debido a la falta de sueño.
Es importante recordar que estas son generalizaciones y cada niño es único. Si tienes alguna preocupación sobre el sueño de tu hijo, te recomendaría que hables con un profesional médico.
¿Cuántas horas debe dormir un niño según su edad?
No hay una única respuesta. En general, los niños deben dormir más que los adultos, es decir, deben dormir más de 8 horas. Dependiendo de su edad, lo ideal podrá ser 9 horas, 10 horas, 11 horas…
Por ejemplo, cuando un niño tiene alrededor de 2 años se recomienda que duerma entre 12 y 14 horas.
Un niño de aproximadamente 5 o 6 años debe dormir entre 10 y 12 horas.
Los niños de 7 a 10 años se recomienda que duerman alrededor de 10-11 horas por noche para promover un crecimiento y desarrollo adecuados.
Los niños o preadolescentes de 10 a 13 años deberían dormir entre 9 y 10 horas.
Y desde los 13 a los 20 años lo más recomendable es que duerman un mínimo de 8 horas.
A partir de la edad adulta el mínimo recomendado baja a 7 horas.
Es importante asegurarse de que los niños tengan un horario regular de sueño para ayudarles a dormir bien durante la noche y tener suficiente energía para el día siguiente.