Había una vez, en un bosque lleno de animales y árboles frondosos, un pequeño conejo llamado Timmy. Timmy era un conejo curioso y juguetón, pero tenía un pequeño problema: siempre olvidaba sus responsabilidades.
Un día, la sabia tortuga del bosque, la abuela Tilda, anunció una gran fiesta para celebrar el inicio de la primavera. Todos los animales estaban emocionados y cada uno tenía una tarea para preparar la fiesta.
“Timmy, necesito que recojas 10 flores para adornar la entrada del bosque”, dijo la abuela Tilda.
“¡Por supuesto, abuela Tilda! Lo haré enseguida”, respondió Timmy, emocionado.
Pero mientras iba en busca de flores, Timmy encontró una mariposa y empezó a seguirla, olvidando completamente su tarea. Se divirtió tanto que el tiempo pasó volando.
Al caer la tarde, todos los animales empezaron a llegar a la fiesta. La abuela Tilda notó que la entrada del bosque estaba vacía, sin las flores que Timmy debía traer. Los animales se dieron cuenta y se sintieron tristes porque la entrada no estaba tan bonita como se había planeado.
Timmy llegó a la fiesta y al ver las caras de los animales y la entrada vacía, se sintió muy mal. Se acercó a la abuela Tilda y dijo, “Lo siento mucho, me distraje y olvidé mi responsabilidad. ¿Hay algo que pueda hacer para arreglarlo?”
La abuela Tilda, con una sonrisa, dijo, “Siempre hay tiempo para corregir nuestros errores, Timmy. Ve rápido a recoger algunas flores. No será como lo planeado, pero mejor tarde que nunca”.
Timmy corrió tan rápido como sus patitas le permitieron y en poco tiempo trajo las flores más bonitas que pudo encontrar. Los animales le ayudaron a adornar la entrada y aunque no fue perfecto, todos apreciaron el esfuerzo.
Desde aquel día, Timmy aprendió la importancia de ser responsable y cumplir con sus tareas. Se dio cuenta de que cada pequeña responsabilidad es como una promesa que hacemos a nosotros mismos y a los demás, y que cumplirlas nos hace sentir bien y hace felices a los que nos rodean.
Y así, cada primavera, la entrada del bosque lucía más bonita que nunca, gracias al conejo Timmy que nunca más olvidó una responsabilidad.
Fin.
Espero que este cuento te ayude a entender la importancia de la responsabilidad en nuestras vidas. Recordemos siempre que ser responsables nos convierte en mejores amigos, hijos, y ciudadanos del bosque o de donde sea que vivamos.